14.6.13

Ingenuidad.

Mi padre me pone de los nervios. A veces no sé en qué narices está pensando o en si me está toreando como quiere. No me he podido poner en mi "querido" ordenador de la era del Bing Bang porque no se ha despegado de él. Estoy picada porque el ordenador es mío y para variar se lo ha puesto en su habitación, así que si se acuesta, si le sale de las partes nobles, se encierra y a mí que me den morcilla.
Ataquitos malévolos que me dan, is my hero pero, a veces, pienso que es lelo perdido y que pretende fastidiarme (es odioso cuando se le cruzan los cables). Bueno, al fin, a las 22:15 he conseguido ponerme a editar la entrada, cuando a levantado el trasero del asiento, aún está calentito. 
Ayer estuve mirando blogs y me avergoncé de mi ignorancia en ciertos aspectos, me di cuenta de que hablamos gratuitamente de cosas de las cuales, en realidad, no tenemos ni idea y de que nos hace falta un golpe de realidad de vez en cuando para dejar de ser tan estúpidos e incoherentes. Hay algo más allá de lo que podemos ver a simple vista, hay historias, razones, motivos que desencadenan esos estados de los que creemos saber como nadie, cuando no es así. A veces es mejor incluso no buscar explicaciones porque pueden resultar complejas. Cada persona es un mundo y cada cerebro funciona de una manera, al igual que el corazón.
Gracias a "x" me suelo poner en la piel de las personas y, aunque posiblemente no me aproxime ni lo más mínimo a lo que sienten, puedo imaginarme algo y siento pena, pena y rabia, a la vez motivación y quiero ayudar. No puedo cambiar el mundo, pero sí puedo cambiar la tristeza de las personas por las sonrisas. Eso es algo que no cambiaría por nada del mundo.
Intentar no estancaros en la ignorancia y la estupidez, las cosas no siempre son como parecen, no son como creemos o queremos que sean.
Muacks :3


Pocas son las personas que hoy en día amanecen con una sonrisa, pocas personas son las que acaban el día con una, y está al alcance de muy pocos mantenerla durante toda la jornada.
Es muy cierto que muchos son los factores que nos acompañan para no poder sonreír: paro, crisis, muertes, guerras, hambre, desigualdad y demás vocablos que estamos cansados de escuchar, de ver, de sentir, de recordar.
No trato de pedirle al mundo que deje atrás los problemas, que se olvide de lo que le rodea, que únicamente viva pensando que todo es positivo. Pero, sin embargo, soy una de esas locas que piensa que ante la adversidad la mejor arma es una sonrisa, una sonrisa sincera.
Tal vez, si todos sonriéramos un poco más, si viviéramos tratando de buscar la pequeña lucecita de optimismo que siempre está encendida al final del túnel, en lugar de llorar porque nos encontramos sumidos en la peor de las tinieblas, la vida sería más amena, más llevadera, "más mejor".
Insuflémonos una bocanada de aliento, pensemos en que se puede salir y salgamos de la manera más elegante posible. No nos dediquemos a quejarnos, a vivir de protestas, a pensar que no se puede y luchemos por un mañana mejor, por un buen futuro.
Todos estamos cansados de leer que España va mal en muchos sentidos, y también otros temas más ocultos y desconocidos, pero intentemos mirar al otro lado de la moneda. Pensemos que cada día que amanecemos no es un día nuevo, sino que es el día, el día de ser feliz, el día de atreverse, el día de arriesgar, el día de ser quien quieres ser.

No hay comentarios:

Publicar un comentario